A día de hoy pienso en los cuentos infantiles como en el mayor engaño existente. Creo que toda niña, alguna vez en su vida ha idealizado el amor por culpa de clásicos cómo ''Cenicienta'' o ''La bella durmiente'', vivimos pensando que el hombre perfecto existe y está ahí, con su carruaje en doble fila esperando a que acabemos de arreglarnos, pero entonces creces y comprendes que el amor no es para nada como lo pintan.

Me duele darme cuenta de que no soy lo que quieres, tal vez me quieras pero sé que ya no estás enamorado de mi, y... ¿Te digo por qué?, porque no te enamoraste de mi, te enamoraste de la imagen que tenías de mi. Siento que esto está acabando con mi autoestima, odio tumbarme en la cama y pensar en lo diferente que estás conmigo ahora, me duele recordar que cuando todo comenzó me llamabas varias veces al día, decías que era tu musa, me enviabas mensajes larguísimos, y ahora... nunca hablamos por teléfono, criticas mi físico y personalidad, te cuesta decirme que me quieres...

Mientras escribo esto, las lágrimas comienzan a caer sobre el papel difuminando la tinta del bolígrafo,me torturo día y noche pensando cuál es el motivo por el que has cambiado tanto conmigo y sobretodo me torturo pensando que cada vez que abro la coraza acabo herida, y en este momento no puedo sentirme más frágil.

Debería asumir, que, las cosas han cambiado y nunca vamos a recuperar todo lo que un día tuvimos. Yo no puedo tener una relación sabiendo que soy alguien que te gusta pero por el que ya no harías las mismas cosas que hace meses.
Lejos de llorar, debería salir de la cama, coger nuestras fotos, observarlas detenidamente, sonreír y guardarlas, cómo quien guarda el recuerdo de algo que le hizo feliz hace ya un tiempo.

A veces sí, a veces no.
A veces es, a veces no es.
Somos fuego por la noche y hielo durante el día.
Somos caricias secretas, piezas unidas de un puzzle perdido, caos dentro del orden.

Tal vez deseaba de ti lo imposible, compromiso por tu parte, que pensases en mi después de pasar la tarde entre tus sábanas, que me llamases sin motivo alguno para decirme que me echabas de menos, que vinieses a buscarme a la puerta de mi casa con una rosa... pero de ti sólo tenía palabras vacías, susurros con un motivo detrás, besos que partían en el cuello y recorrían todo mi cuerpo, promesas que no se cumplían, ''Te quieros'' que decíamos sin decir.
El problema es que yo siempre quise más, quería amor, algo que tenía que sacarte a cuentagotas, quería noches y días, quería quererte solamente a ti, y que tú me quisieses sólo a mi.
Te tenía olvidado a ratos, más bien durante la mañana, pero al recostar la cabeza sobre la almohada por la noche todo volvía a mi cabeza, sensaciones, palabras, besos... mi maldita cabeza no quería olvidarte, y mi corazón... tampoco.
Me has destrozado las teorías que tenía sobre ti, siempre pensé que tenías miedo al amor, a una relación seria (Al menos conmigo), siempre me torturé pensando que no debía haber sentido tanto, que no debería haberme valorado tan poco, y entonces es cuando empiezas a dejar de hablarme dando información poco a poco y me confiesas todo, me confiesas que pensabas en mi con tu exnovia, que no me habías olvidado, que soy la única y por primera vez me hablas de compromiso, me dices claramente que quieres salir conmigo.
Te odio, por hacerme esto, por venir cuando mejor estoy y decirme todo lo que deberías haberme dicho hace casi un año, te odio, porque ahora dudo, y no sé qué hacer, mi corazón te quiere como el primer día, mi cabeza se mantiene al margen, mi alma te echa de menos y yo... no sé que hacer, no sé vivir sin ti, pero lo he intentado.